Dentro del apasionante y oscuro mundo de las sociedades secretas, el Priorato de Sión es una de las más enigmáticas, quizá debido al desconocimiento o a que su fundación está envuelta en el misterio, y en muchas ocasiones, la mentira.
En el año 1956, André Bonhomme, Pierre Plantard y otros dos jóvenes deciden fundar una sociedad llamada Priorato de Sión, llamada así no por el monte bíblico de la lejana Jerusalén, sino por el vecino monte Col du Mont Sion y que no guardaba relación alguna con templarios, caballeros ni linajes reales o divinos.
Esta asociación no duró mucho, pero Pierre Plantard, supuesto gran maestre de la orden, decidió “revivirla” haciendo unas sorprendentes declaraciones que afirmaban que el Priorato provenía de los tiempos de los templarios.
También afirmó poseer los documentos que confirmaban que el linaje de Jesucristo seguía vivo, protegido por su orden y otras sociedades secretas.
La leyenda oficial del Priorato, aportada íntegramente por Plantard, nos cuenta que la orden proviene de los tiempos en que Godofredo de Bouillon conquistó la sagrada ciudad de Jerusalén y fundó su orden en la abadía
de Nuestra Señora del Monte Sión. De ella nacería posteriormente la famosa hermandad del Temple. Se dice que cinco de los fundadores originales del Temple pertenecían ya a la Orden de Sión, y que ambas compartían sus objetivos, siendo los caballeros templarios el brazo encargado de manejar la espada.
Tras la pérdida de Jerusalén en el año 1188, las dos órdenes se escindieron, debido a que los miembros de la orden de Sión consideraban que el maestre templario Girard de Ridefort había sido el responsable de la pérdida.
La orden de Sión se trasladó a Francia y pasó a llamarse el Priorato de Sión, donde debían mantener protegidos a los descendientes del linaje merovingio que, según ellos, estaba emparentado directamente con Jesucristo y María Magdalena.
Este linaje, llegado su momento, debería reclamar su pleno derecho al trono de Francia.
En el año 1996, André Bonhomme hizo unas declaraciones a la BBC en las que contradecía todo lo dicho por Plantard y afirmaba que el Priorato no era más que una asociación de amigos que se reunían para divertirse, que había durado apenas unos años y que nunca tuvieron el menor interés en la política o la religión. También dejó bien claro que Plantard poseía una fervorosa imaginación.
La televisión británica llegó aun más lejos en la investigación, encontrando en el pueblo de St. Julien (del que provenían los cuatro fundadores) el expediente con la documentación legal que sirvió de base para la fundación del Priorato en 1956.
Pero ¿por qué inventarse tal historia? pues porque Plantard había sido condenado a seis meses de prisión en la cárcel de St. Julien-en-Genevais, y el apoyo que recibía tanto de los grupos legitimistas que apoyaban la monarquía en Francia, como de los amantes del ocultismo y las conspiraciones, finalmente le salvó de la prisión. Se presentó a si mismo como alguien imprescindible para encauzar el destino del mundo, y ciertamente lo consiguió.
Mientras Plantard pasaba un tiempo retirado del Priorato, Roger-Patrice Pelat, que hacía las funciones de gran maestre fue acusado de corrupción pero murió antes de llegar a los tribunales. Plantard volvió a ponerse al frente de la orden, pero se vio implicado en la investigación con tan mala suerte que el juez, Thierry Jean-Pierre, decidió registrar la casa de Plantard en busca de documentos sobre las cuentas del Priorato.
En algunos de estos documentos se afirmaba que Pierre Plantard era descendiente de los merovingios y por lo tanto, el legítimo rey de Francia.
Tras un interrogatorio de 48 horas, Plantard admitió haber inventado toda la historia y se llevó poco más que un aviso por parte de la justicia. Irónicamente falleció en el año 2002, un año antes de que la novela de Dan Brown extendiera su historia por todo el mundo
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