sábado, 7 de febrero de 2015

El Telegrafo De Los Muertos - La Ouija



La Ouija es un tablero con las letras del alfabeto, números, un “sí” y un “no”. Con éste se cree que (supuestamente) se puede entablar contacto con los espíritus. El “juego” consiste en poner las manos sobre una pequeña plataforma que se desplaza lentamente sobre un tablero, movida por alguna fuerza misteriosa, sobre todo espíritus. 


Los jugadores esperan obtener respuesta uniendo las letras sobre las que se mueva la plataforma.
El origen de la ouija es bastante impreciso. Sus antecedentes más remotos se encuentran en la Antigua China, donde hay indicios de este tipo de tablas y del uso de diferentes formas para comunicarse con entes.

También se comenta que Pitágoras y sus acompañantes hacían sesiones similares a las que se hacen con la ouija, ya que había un artefacto como mesa que se movía hacia diferentes símbolos. Estos tipos de instrumentos también eran conocidos en el Imperio Romano (27 aC. al 476 dC.) e incluso hay señales
que indican que se usaban en la República (510 aC. al 27 aC.). 

Pero el espiritismo moderno se inició en el siglo XIX con dos niñas conocidas como las Hermanas Fox. Según ellas, sus juegos hacían que se produzcan ruidos extraños sobre la mesa (golpes de SI y NO). Esto dio pie a que se crease alguna otra forma de contactarse con otros entes.

Segun Margaret Fox, quien más fama adquirió, en su adultez admitió haber utilizado trucos para simular golpes en la mesa. Ahora bien, el origen “oficial” de la ouija se sitúa a finales del siglo XIX, cuando Occidente se empapaba de la moda espiritista. 

Así fue que una patente se registró el 28 de mayo de 1890, declarando a Elijah J. Bond como su inventor,
William H. A. Maupin y Charles W. Kennard como titulares. Aparentemente, Bond o los titulares simplemente patentaron una de las tantas planchettes o tablas parlantes para comunicarse con los espíritus. 

De todas formas, Kennard creó la empresa (Kennard Novelty Company) que fabricó el tablero y comenzó a vender los primeros ejemplares en 1890. También inventó el nombre ouija, explicando que era una palabra egipcia que significa “buena suerte” -lo cual no es cierto- pero probablemente este nombre exótico ayudó a que el juguetito (pues como tal se comercializaba) batiese récords de venta. 

Otras versiones dicen que “ouija” proviene de dos lenguas diferentes, “oui”, en francés y “ja”, en alemán, y ambos significan “sí”. En cualquier caso, el propósito del “juego” es comunicarse con algún ente invisible que se manifiesta en este tipo de “sesiones”. Hay quienes no creen en este poder y dicen que son simples trucos o algún tipo de movimiento telekinético inconciente de alguno de los presentes. 

Otros dicen que cuando se trabaja con la ouija, se está manteniendo contacto con personas fallecidas, demonios, etc. Por otra parte, armar una sesión de ouija no es cosa fácil. Entre los presentes debe haber un “médium”, es decir, alguien que cuente con una especial sensibilidad para contactar espíritus y para acabar la sesión cuando sea necesario; mientras que los demás participantes funcionan como “amplificadores”.
Más allá de la popularidad de la ouija como entretenimiento y sus derivados -como “el juego de la copa”-, esta técnica mística tiene una función muy importante en el espiritismo. 

Es utilizada por los médiums para comunicarse con almas perdidas que se encuentran en casas, por ejemplo, con el objetivo de ayudarlas a comprender su situación, para que tomen conciencia de que han muerto y puedan descansar finalmente en paz.

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