jueves, 5 de febrero de 2015

Julio Verne y la Sociedad de la Niebla



Debido al gran desconocimiento que tenemos de las sociedades secretas, muchas veces tendemos a mezclar la leyenda con los hechos, y no es de extrañar puesto que el principal rasgo que tienen estas asociaciones es el ser eso, secretas.

En cuanto a organizaciones que se ocultan a las miradas del gran público, hay una que destaca sobremanera, tanto porla talla intelectual de los personajes que formaron parte de ella como por su éxito a la hora de permanecer invisible, la Sociedad de la Niebla.

Su existencia gira alrededor de un enigmático libro titulado “El sueño de Polifilo“, editado en Venecia en 1499 y escrito supuestamente por Francesco Colonna. 

En sus textos, escritos en varios idiomas (hebreo, griego, latín, lombardo…) nos encontramos con una extraña historia de amor entre su protagonista Polifilo y su amada Polia. 

Lo más extraño de todo es que también se utilizan palabras aparentemente inventadas, así como innumerables juegos de palabras, enigmáticas ilustraciones, acertijos y posiblemente mensajes codificados.

La Sociedad de la Niebla fue fundada por Sébastien Gryphe en el siglo XVI, siguiendo los pasos de la “Nephes” griega (cuyo nombre significa “alma” en hebreo y “niebla” en griego). A pesar de que la Sociedad de la Niebla estuvo inactiva durante muchos años, volvió a retomar su actividad en el siglo XIX.

Según las investigaciones de Michel Lamy, publicadas en su libro “Julio Verne, el Iniciado”, el prolífico y genial escritor fue uno de los integrantes de la Sociedad, junto con otras figuras como Alejandro Dumas, Maurice Leblanc, Delacroix o Gastón Lerroux entre otros.

Julio Verne, quien decía de sí mismo que se sentía como el más desconocido de los hombres, entró en la Sociedad de la mano de Alejandro Dumas, donde conoció a su futuro editor Pierre Jules Hetzel. 

Un guiño que nos hizo Verne en su obra “La vuelta al mundo en 80 días” es nada menos que un juego de palabras con el nombre de su protagonista: Phileas Fogg (Phileas=Hijo, Fogg=niebla). Curiosamente, tanto el nombre como el apellido son reales, hecho que debió contentar mucho al escritor.

Por lo poco que sabemos, las reuniones de la Sociedad se centraban en la interpretación del Sueño de Polifilo, buscando la más mínima pista acerca de los mensajes ocultos que pudiera guardar, aparte de mantener interminables charlas sobre filosofía y política.
Aunque tanta devoción por un compendio de enigmas pueda parecer algo absurdo a primera vista, es tal la popularidad y el misterio del libro, que en la Universidad de Salamanca hay algunos de sus grabados reproducidos en el claustro.

Por otra parte, los diseñadores de los jardines de Versalles o Aranjuez han reconocido inspirarse en sus grabados.

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