En ufopolis estamos muy interesados en la ciencia-ficción y en las diferentes visiones que hay sobre el futuro del ser humano. Es intrigante imaginar hasta donde llegará nuestra tecnología, los límites de Internet, la conectividad de nuestros cerebros, lo que se podrá hacer con ellos y lo que otros querrán hacer con ellos…
En este artículo vamos a tratar de estudiar varios aspectos de interés ante lo que la robótica podría suponer para el ser humano, lo que podríamos ser a nivel físico y mental en el futuro y lo que la informática podría significar en el desarrollo de nuestra evolución. Por ejemplo, para el ingeniero de Google, Ray Kurtzweil, la singularidad electrónica que convertirá a los robots en seres pensantes y sintientes está cerca de suceder. Podría incluso desarrollarse sola, en el momento en el que la tecnología forme parte de nuestros cuerpos a través de chips sub-cutáneos, quizá cerebrales. Sería una especie humana diferente y cuando se diese el primer paso, el primer incidente, cuando se descubra al primer ser humano que desarrolle algún tipo de capacidad extraordinaria gracias a esa tecnología será un acontecimiento cultural a la altura de la llegada del hombre a la luna.
El concepto de singularidad en la tecnología. Vida en el ciberespacio.

Humanos con capacidades infinitas gracias a la tecnología, que quizás no fuesen tan humanos…
Se piensa en el movimiento trans-humanista que a nivel de nanotecnología, biotecnología, acceso de información en tiempo real y percepción de la realidad, la tecnología llegará a cambiar la forma de ver el mundo. Quizá acceder a través de los ojos a Internet o proyectar hologramas se quede corto con respecto a ideas como conectar el sistema nervioso de un individuo a otro. Quizá amar a una persona se vea diferente si somos capaces de compartir la visión del mundo en una conectividad total entre córneas, nervios ópticos y cerebros. Quizá no sea amor, o si lo es, será diferente que lo que había antes de esa singularidad informática.
No todo va a ser polémico. Quizá se alargue la vida y esa tecnología pueda curar enfermedades que a día de hoy nos resultan insalvables. Ojalá así sea, pero es evidente que podría también producirse una ruptura en la sociedad. Los post-humanos capaces de pagarse todos los adelantes tecnológicos para ser prácticamente super-héroes, contra los humanos pobres que se anclarán en el pleistoceno tecnológico. Tal y como pasó con los homo-sapiens, sobreviviría el más evolucionado. Aunque claro, sería una evolución anti-natural, que se salta las leyes de la naturaleza.
¿O es la propia naturaleza la que hace que el hombre evolucione su cuerpo tecnológicamente? Es tan difícil discernir entre las maravillas de la ciencia o los artilugios que pueden llegar a desvirtuar la vida y la esencia del hombre que hay que observar términos que tratan de unir ambas vertientes para tratar de conocer cómo será el futuro y qué nos depara el mundo del siglo XXII y XXIII. El concepto de ciudad inteligente viene dado por lugares ultra-tecnológicos en donde la comodidad sustituye a la necesidad, en donde la inteligencia ambiental sustituye a las brutales boinas de contaminación de ciudades como Madrid o México DF. Todo ecológico y accesible.
La capacidad informática y la inteligencia artificial será capaz de controlar toda una ciudad desde un ordenador. Pero ¿quién controlará ese ordenador? y lo que es más importante: ¿a qué precio podremos disfrutar de eso? ¿la brecha entre ricos y pobres seguirá aumentando ad infinitum?
Una ciudad preciosa y limpia… si la puedes pagar…
A nivel social, la fractura es más que evidente y las sociedades comienzan tímidamente no ya a revelarse, sino a organizarse por Internet. Quizá el futuro pase por una democracia tecnológica en donde sea necesario votar a diario por las propuestas siendo ineludible la acción de votar. Algo que sea imposible de eliminar de un sistema operativo que está en tu vista.

Con esa singularidad tecnológica de mentes conectadas, el desarrollo de Internet podrá ser totalmente colosal casi al nivel del inconsciente colectivo de Jung, pero cabe como mínimo dudar de ello. Si a lo largo de la historia no han dejado de aparecer tiranos que han tratado de doblegar el espíritu humano, sería lógico que apareciera en algún momento algún tipo de ente físico o virtual que deseara hacer lo mismo en esa conexión cerebral mundial.
¿Cómo serán las relaciones entre humanos y post-humanos? ¿Y entre humanos y robots?

¿Llegaremos a vivir en un mundo digital?
Quizá el futuro de dentro de 100, 1.000 o 10.000 años nos queda demasiado lejos porque bastante tenemos todos con llegar a fin de mes y eso sí que no admite imaginación ninguna. Pero es divertido observar las predicciones de quienes seremos y compararnos con las hormigas que somos ahora. Por ejemplo, dentro de unos 1.000 años el hombre será más alto, como ha ocurrido desde 1960. Se prevé que su altura sea de 1.83 a 2.13 metros según el osteópata Garry Trainer, que asegura que “ya en la actualidad, en promedio, el estadounidense es 2,54 centímetros más alto que en los años 60 del siglo pasado”. Por eso, nuestros intestinos se harán más cortos, por lo que no absorberán tanta grasa y azúcar, una forma natural de evitar la obesidad”, dice el dentista Philip Stemmer. El odontólogo añade que “disminuirá la dimensión de la cavidad bucal y el número de dientes, debido a que “un alimento blando requiere menos masticación”. Papillas y puré debido a la contaminación de la carne y el medio-ambiente. Poco halagüeño augurio… pero peor puede ponerse.

Además habrá que pensar más… con un cerebro más pequeño, porque “la mayor parte del trabajo de memorización y pensamiento lo harán los ordenadores. Las típicas imágenes de ciencia ficción muestran a los humanos con el cerebro más grande, pero los grandes cerebros no tienen por qué ser necesariamente lo mejor”, dice Chris Stringer desde el Museo de Historia Natural de Nueva York. Nuestros ojos serán más grandes para compensar el tamaño de la boca, que se hará más pequeña ya que se podría conseguir que la nutrición se base en líquidos.
El humano irá cambiando paulatinamente su cuerpo hasta la inmortalidad

Se habrá iniciado la colonización del espacio, llevando inteligencia a diferentes partes del universo. Colonias posthumanas existirán en diversos planetas del sistema solar para 3164. La civilización posthumana será transplanetaria y básicamente inmortal. Un tema apasionante lleno de enigmas, posibilidades y variantes. Infinitos universos paralelos esperándonos. Éste, sin duda, es uno de ellos, uno de los más fascinantes, de los más espectaculares, de los más escalofriantes y el más cercano a nuestro actual estado.