Los perturbadores hombres de negro vienen siendo protagonistas de siniestros encuentros desde la década de los 50 aunque existen registros de encuentros anteriores.
Pudiera ser posible que estos agentes del silencio vengan realizando sus intervenciones desde mucho tiempo atrás aunque no tengamos constancia de ello si bien, puede ser ahora, en esta sociedad en la que la información transciende rápidamente, cuando su presencia sea más necesaria para ciertos intereses.
Aunque todos los encuentros con estos hombres resultan intimidantes y desconcertantes, algunos de ellos son completamente terroríficos.
Un ejemplo de ello es la extraña visita que recibe Hellen Sullivan en 1992. En esta fecha, ella reside en el condado de Staffordshire en el Reino Unido. Una noche en la que se encuentra sola en su casa, comienza a escuchar un golpeteo en la puerta con intervalos cortos aunque fuertes. Extrañada, abre la entrada de la vivienda y se encuentra ante ella a una peculiar figura de no más de metro y medio de estatura bajo el vano de su puerta que viste traje negro con corbata y sombrero, de faz tremendamente pálida, ojos oscuros y rasgos exageradamente marcados.
Hellen está realmente impactada ante la visión de esta poco habitual persona, no sabe qué decir ni cómo reaccionar, se queda completamente petrificada por el miedo en una escena en la que ambos sujetos se miran el uno al otro en un tenso silencio.
A continuación, relata Helen:
‘’ De pronto, sonrió horriblemente, y pude apreciar que sus labios estaban pintados, con maquillaje o alguna otra cosa. Se quitó el sombrero y llevaba puesta una peluca muy mala. Tenía el aspecto de una persona de 60 años pero la peluca era de un negro intenso. ’’
Lo único que este personaje le dice a la espantada mujer es:
‘’ Te pediríamos que cesaras tus investigaciones. ’’
Helen no parece comprender el significado de la frase por lo que el hombre de negro la repite una y otra vez, palabra por palabra. Cuando ella, por fin, le pregunta por el significado de la enunciación, éste le replica:
‘’Las luces del cielo, siempre las luces del cielo’’.
Una semana antes Helen había visto un OVNI junto a su marido a altas horas de la noche. Iban conduciendo de regreso a casa. Esa misma noche ambos tuvieron el mismo sueño en el que se encontraban con una figura que parecía humana pero de pequeña estatura que se situaba de pie, al lado de su coche.
Tras darse cuenta de esto, el extraño hombre que mira a Helen inquisitivamente le espeta:
‘’Detente y duerme bien’’.
Ambos se sostienen la mirada con gran tensión de nuevo, hasta que el hombre de negro decide marcharse. De pronto, Helen comienza a sentirse mareada, cierra la puerta y duerme profundamente durante horas. Al levantarse, toda la casa está invadida por un profundo y desagradable olor a goma quemada. Tan intenso que no desaparece hasta lavar alfombras y muebles, lo había impregnado todo.
Una visita realmente perturbadora que muestra algunas de las habilidades de estos agentes del silencio y su relación con el fenómeno OVNI. Curiosamente parece que el encuentro produce efectos físicos en Helen, que cae dormida en un denso sueño sin poderlo evitar, y sobre el entorno, dejando un desagradable olor como ocurre en muchos casos de encuentros con extraterrestres.
Afortunadamente no todos los encuentros con estos silenciadores de la verdad resultan tan terroríficos, aunque sí tenebrosos.